Llevaba a su pueblo casi dos dosis de droga por habitante cuando la detuvieron

La mujer acordó cuatro años de prisión por ser sorprendida en la ruta 14 con dos kilos de marihuana rumbo hacia Basavilbaso.

 

 

En una localidad entrerriana donde nadie pasa desapercibido, una mujer se dedicaba a la venta de droga al menudeo. La tarde que la detuvieron viajaba rumbo a Basavilbaso con dos kilos de marihuana. Comparado con otros procedimientos en los que secuestran drogas en las rutas de la provincia, parece una escasa cantidad. Pero la pericia arrojó que la misma equivalía a casi dos dosis por cada habitante del pueblo.

R.I.F., de 37 años, viajaba en un remís por la ruta nacional 14 el 13 de abril de 2017. Minutos antes de las 13.55, personal del Escuadrón 4 –Concordia de la Gendarmería Nacional, controló el vehículo en el kilómetro 240, a la altura de Puerto Yeruá.

Cuando los funcionarios le solicitaron al chofer que exhibiera los elementos de seguridad y este descendió del VW Gol, los uniformados percibieron un fuerte olor característico de la marihuana, por lo que al realizar un control más exhaustivo determinaron que provenía de una bolsa negra ubicada al lado de la pasajera.

La bolsa se encontraba semiabierta y dejaba ver un borde de cinta color ocre. En seguida, se la invitó a mostrar su contenido, y así detectaron que se trataba de dos envoltorios rectangulares, con una sustancia vegetal que resultó ser marihuana. Se le secuestró también un celular y la suma de 1.209 pesos.

Cuando la droga fue peritada, arrojó un peso total de un kilo y 970 gramos, con una concentración promedio de THC entre el 3,17% y el 3,20% y aptitud para extraer 17.930 dosis umbrales. Para una ciudad con algo más de 9.000 habitantes, el cálculo arroja el dato elocuente que titula esta nota.

La mujer fue procesada, en tanto que el remisero quedó desvinculado debido a que se comprobó que había sido contratado para el viaje ida y vuelta entre Basavilbaso y Concordia.

Entre las pruebas que incriminaron a la imputada, hay mensajes de texto de su celular, producto de la pericia informática y telefónica realizada por Gendarmería. En uno, que había recibido esa mañana, alguien le decía: «Vos me podés arrimar algo?»; y en otro, que había entrado un par de horas antes de ser detenida, se leía: «Prima tenés algo rico? Recién salgo de laburar»

Un año y medio después de aquel procedimiento la acusada llegó a juicio, que fue abreviado, tras el acuerdo entre el fiscal José Ignacio Candioti y la defensora oficial Noelia Quiroga. Consistió en que confesaba el hecho y aceptaba ser condenada por el delito de Transporte de estupefacientes, así como purgar la pena cuatro años de prisión.

Al momento de evaluar las pruebas del expediente, la jueza del Tribunal Oral Federal de Paraná, Noemí Berros, sostuvo: «El cuadro probatorio reunido es tan sencillo como contundente y permite acreditar con certeza el hecho».

Además, valoró las circunstancias del delito y el rol que la mujer cumplía en la actividad ilícita: «La imputada no se exhibe como una ‘mula’ en este tramo del tráfico y/o trasladando por encomienda de algún narcotraficante y por una paga un tóxico ajeno, sino que su conducta se advierte como actuando en forma autónoma para el transporte de una cantidad por cierto no significativa de marihuana (algo menos de dos kilogramos) desde la ciudad de Concordia y con destino a su propagación y comercialización –seguramente en la modalidad de narcomenudeo– en la pequeña localidad de Basavilbaso en que residía y a la que se dirigía en el remís que había contratado».