Hay fechas confirmadas para las excavaciones en búsqueda de la familia Gill

María Adelia Gallegos tiene 60 años y hace 15 que persiste en la búsqueda de su familia, los Gill. La mujer adelantó los días en los que se harán las excavaciones en los puntos que marcó el testigo clave.

 

 

María Adelia Gallegos tiene 60 años y hace 15 que persiste en la búsqueda de su familia, los Gill.

Hasta ahora nada se sabe de José Rubén «Mencho» Gill, su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26, ni de sus hijos María Ofelia, de 12, Osvaldo José, de 9, Sofía Margarita, de 6, y Carlos Daniel, de 2, desaparecieron en 2002. Trabajaban en la estancia La Candelaria, en la zona de Crucesitas Séptima, en el departamento Nogoyá y habían sido vistos por última vez, el 13 de enero de 2002, en Viale, a treinta kilómetros del lugar en el que vivían.

«Cuando recién era una cosa muy dura, muy sufrida, porque no tuvimos respuestas, tuvimos que pelear con mi abogado para que nos entregaran el expediente, y el juez Gallino nunca hizo las cosas como debía. Ellos desaparecieron en enero y cuando yo fui a preguntar al juzgado, me dijeron el juez se está casando en Victoria», rememoró la mujer en diálogo con FM Puerto de Seguí.

«El juez se casó y se fue de luna de miel», reprochó al tiempo que se preguntó: «Qué era más importante, el casamiento o la desaparición de una familia».

Gallegos recordó que durante los peregrinares que hizo hacia los juzgados en la búsqueda de respuestas por la desaparición de su familia. «Siempre me decían: `Por ahora no hay nada, pregúntele a la fiscal´. Y la respuesta que me daba bronca de parte de la fiscal, era que me decía, `Si no hay nada… A ellos se los tragó la tierra´. `Cómo que no hay nada, una familia completa con chicos que iban a la escuela, y que no haya nada´».

La mujer apuntó directamente al juez de Instrucción de Nogoyá, Jorge Sebastián Gallino, quien desde un principio se inclinó por la hipótesis que apuntaba a que la familia se había ido de vacaciones, que tal vez habían conseguido otro trabajo y por eso no habían regresado.

«El juez Gallino no le dio importancia desde un principio para esclarecer la causa. Cuando fuimos en septiembre de 2008, estaban las camas, las bicicletas de los nenes y sus cuadernos estaban sobre la mesa… Si ellos se habrían ido a buscar trabajo, o de viaje, tendrían que mover todo eso, porque son cosas que no se compran de un día para el otro», aventuró la mujer al tiempo que remarcó: «Los documentos y las ropas no estaban».

 

 


Cómo avanzará la causa: Las excavaciones

 

El jueves 16 de junio de 2016, murió Alfonso Goette, el dueño del campo La Candelaria. Un contratista rural, que trabajó varios años en el campo, decidió aportar un dato. Antes de que desapareciera «Mencho» Gill, Goette le había hecho hacer varios pozos en el campo, uno sobre un curso de un arroyo, que, se presume, podría ser el sitio donde fueron enterrados los cuerpos de los integrantes de la familia.

Gallegos acompañó el lunes pasado al nuevo juez que tomó la causa, el Dr. Gustavo Acosta y al fiscal Federico Uriburu, a un nuevo procedimiento que se hizo en la estancia La Candelaria.

«El portón estaba cerrado con llave, el juez tenía la orden de allanamiento, y ahí no había nadie. Fuimos por un callejón, dejamos el auto ahí y seguimos caminando  -El testigo señaló la parte en la que supuestamente José cavó. Son dos partes», indicó.

«La investigación volvió a empezar porque Gallino estuvo hasta 2016 y ahora, con el cambio de juez, el Dr. Acosta salía a investigar, buscaba informaciones, cosas que Gallino nunca hizo», evidenció. Es que el expediente por la desaparición de la familia Gill todavía conserva la carátula de «averiguación de paradero», sin imputados ni responsables.

Y en ese marco, la mujer ofreció un nuevo dato clave para saber qué pasó con la familia Gill.

«Esta semana estuve con el juez, y me dijo que quedaba confirmar la cantidad de hombres porque para los días 15 o 16 de noviembre ya tendría disponible la maquinaria para hacer las excavaciones» en los lugares que marcó el testigo clave.