Mujer aprendió albañilería y construyó su casa

Tiene 26 años y durante los últimos cuatro años y medio fue parte del programa «Hago mi casa» en Gualeguaychú. Sin saber nada de albañilería, aprendió y edificó su propia vivienda. Seis mujeres más repitieron su misma experiencia.

 

En la zona norte de la ciudad de Gualeguaychú, siete casas brillan. Se nota que son nuevas, recién estrenadas. Son todas iguales, prolijas, diseñadas idénticas hasta en el más mínimo detalle. Sin embargo, ninguna fue levantada por una cuadrilla de albañiles. Fueron el resultado del programa de autoconstrucción «Hago mi casa», y todas fueron levantadas por mujeres impulsadas por el mismo sueño: tener una vivienda.

«Cuando comenzamos, no sabíamos nada de nada, ni siquiera cómo agarrar la cuchara», comienza su relato Mariana Muñoz, la orgullosa propietaria de la casa nº 1.

Mariana le contó a al diario ElDía cómo fueron estos 4 años y 8 meses en los que tardó en construir su casa con sus propias manos, y sin ningún tipo de experiencia. «Fue aprender todo a prueba y error, y de pura audaz me animé a hacer este proyecto. ¡Ojo! Tampoco es que teníamos otra salida, porque otra opción no nos daban: «si quieren su casa, háganla»», recuerda.

La vivienda tiene una habitación, un baño y una cocina comedor. En una de las paredes, su hijo colgó los dibujos de Dragon Ball Z que pintó. Mientras Mariana habla feliz sobre su nueva casa, el nene aprovecha para mostrar con orgullo sus «obras de arte».

«A pesar de todos los dolores de cabeza, fue una experiencia re linda esta que he vivido. Ahora sé que es mejor haberla hecho yo misma, porque siento que valorizo más a mi casa. Trabajé tanto en construirla, que ahora es más importante. A mis hijos les pido que no azoten las puertas, que no manchen las paredes, que no la ensucien, porque sé cuánto me costó hacerla. Y construir algo para después no cuidarlo, no tiene ningún sentido», se ufana Mariana.

Uno de los momentos más duros que vivió con este proyecto sucedió el año pasado, cuando perdió un embarazo de cinco meses. Y a pesar del dolor del momento, siguió trabajando en su casa. Ahora está esperando de nuevo un bebé, que tiene fecha para el 20 de enero. «Cuando volví a quedar embarazada, también quise seguir trabajando, pero ya no me dejaron hacer ningún esfuerzo. Cumplía con mi horario y les cebaba mate a las chicas. Los del Municipio no querían ni que me acercara, pero yo venía igual porque no quería perder mi casa», relata.

 

El nacimiento del proyecto

«Desde un principio nos avisaron que la autoconstrucción iba a demorar más. La opción más inmediata era aceptar materiales para, por ejemplo si vivís con tu mamá, ampliar esa vivienda. Pero aceptar los materiales implicaba perder la posibilidad de acceder a una vivienda porque ya habías recibido ayuda», explica.

Sólo siete eligieron la autoconstrucción, y todas mujeres: «Yo aposté por la casa. Recuerdo que ese día pensé ‘que sea lo que Dios quiera y ya veremos cómo me arreglo hasta que esté’. Yo quería mi casa», manifiesta con una sonrisa.

Mariana recuerda que los que se acercaron con la propuesta fueron Martín Piaggio y Gustavo Dumón, por ese entonces secretario de Salud y director de Vivienda durante la gestión de Juan José Bahillo. «En ese momento ni les creímos, y como tampoco se apuraban con lo que habían prometido más desconfiábamos», recuerda Mariana riendo a carcajadas. «Entonces comenzamos a ir a Vivienda para insistirles y que comiencen con lo que habían prometido. Hasta que un día todo comenzó. Si nosotros nos hubiéramos quedado en el molde y no hubiéramos insistido, hoy no estaríamos acá», reafirma.

La llegada de Piaggio a la intendencia y el arribo de Ino Ingold a la dirección de Vivienda marcó un parate de cuatro meses del proyecto, pero pasado ese tiempo todo volvió a estar en marcha, y con una ayuda que hasta ese momento no tenía: las cooperativas.

«Cuando llegaron las cooperativas pudimos arreglar todos esos detalles o errores que habíamos cometido por no saber bien hacer las cosas, porque siempre avanzamos como pudimos. Pero en ninguno de los casos pasó que tuvieran que tirar abajo una pared entera. También comenzaron a venir los capacitadores, que fueron los que nos enseñaron. Ahí fue cuando más o menos comenzamos a enderezarnos y a avanzar rápido», menciona.

Gracias a todo lo que pasó los últimos 4 años y 8 meses, Mariana no sólo tiene su tan ansiada casa, sino que además aprendió los secretos de un oficio que según ella siempre le será útil. «Esperá a que nazca el bebé: lo voy a poner enseguida en el cochecito y me voy a poner a levantar paredes enseguida. Aprendí mucho, y esto no me lo quita nadie», afirma con orgullo y felicidad.

 

 

Fuente: El Día